viernes, 12 de febrero de 2010

Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia

“Paz, fuerza y alegría; paz, fuerza y alegría...”

El día 2 de enero de 2010 arribó a Mendoza la “Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia”, marcha que había comenzado su recorrido tres meses antes en Nueva Zelanda. Después de andar los cinco continentes, un grupo de hombre y mujeres que forman parte del Movimiento Humanista llegaron a nuestra provincia, en donde se le sumaron una buena cantidad de seres (se estima unos 20.000 en total) que se dieron cita en Punta de Vacas para vivenciar el cierre de esta actividad.

Un espectacular día de sol tiño al sábado 2 de enero de este año. Después de contactarnos con el Movimiento Humanista menduco, nos reunimos al mediodía en la intersección de la calle Mitre y Godoy Cruz, en la ciudad de Mendoza. Desde allí zarparon los micros que nos trasladaron hasta el corazón de las montañas, a través de una serie de paisajes espectaculares que no podían sino predisponer al alma para semejante encuentro.
Salimos de la ciudad alrededor de las 14 hs. y arribamos a Punta de Vacas como a las 17 hs. En ese momento, ya había cientos y cientos de personas con banderas anaranjadas en sus manos, y cánticos que se sucedían unos a otros. “Paz, fuerza y alegría” era la consigna común en aquel lugar. Podías ir caminando entre la muchedumbre apostada en un cerro y recibir banderas, saludos, apoyo y afecto: sin orden ni medida. La primera bandera verde y negra que veo, a lo lejos, la conocía de algún lado... decía: “Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Uspallata”. Estos vecinos acercaron su/nuestra problemática: una mina de nombre San Jorge quiere instalarse en aquella localidad y contaminar su/nuestro medioambiente[1].
Un escenario estaba apostado en frente del cerro principal que había sido coronado con un mirador. El espacio estaba predispuesto para recibir al “grupo de base”, aquel que venía con un conjunto de discursos construidos a partir del recorrido por los cinco continentes. Alrededor de las 18:30 hs. llegaron, con sus diversas voces, idiomas, vestimentas. Allí, una gran cantidad de medios sacaban fotos y registraban el momento. Un mensaje de paz y no violencia iba a surcar aquel paraje y retumbaría luego en todo el mundo.
Vale recordar que esta es la primera marcha en la historia de la humanidad que ha pasado por todo el planeta y que ha llevado por consigna la paz y la no violencia. En la tribuna, podía escucharse declaraciones como éstas: “esto que se creía imposible, ha sido posible. Ahora, nos toca eliminar las guerras y propiciar una cultura de la no violencia”. En una brillante exposición de uno de los oradores, se puso de manifiesto las diversas declaraciones que había podido retomar; en México, el problema del muro con los EEUU que ha cobrado no pocas víctimas y el problema de la prostitución y los femicidios -como es el caso de Ciudad Juarez-; en Colombia, los enfrentamientos entre la milicia, los paramilitares y las guerrillas, y así siguiendo.
Es importante recordar parte de la propuesta de esta Marcha, propuesta que deberá irse nutriendo y profundizando en la medida en que crezca nuestra conciencia: “Para evitar la catástrofe nuclear futura debemos superar la violencia hoy, exigiendo: el desarme nuclear a nivel mundial, el retiro inmediato de las tropas invasoras de los territorios ocupados, la reducción progresiva y proporcional del armamento convencional, la firma de tratados de no agresión entre países y la renuncia de los gobiernos a utilizar las guerras como medio para resolver conflictos.
“Lo urgente es crear conciencia por la Paz y el desarme. Pero también es necesario despertar la conciencia de la No Violencia que nos permita rechazar no sólo la violencia física, sino también toda forma de violencia (económica, racial, psicológica, religiosa, sexual, etc.). Esta nueva sensibilidad podrá instalarse y conmover las estructuras sociales, abriendo el camino para la futura Nación Humana Universal.
“Reclamamos nuestro derecho a vivir en paz y libertad. No se vive en libertad cuando se vive amenazado.
“La Marcha Mundial es un llamado a todas las personas a sumar su esfuerzo y tomar en sus manos la responsabilidad de cambiar nuestro mundo, superando su violencia personal, apoyando en su ámbito más próximo y hasta donde llegue su influencia.”[2]
Luego de escuchar al “grupo de base”, se sucedieron varios grupos artísticos y bandas musicales de las más variadas. Allí se bailo, se cantó y aún hubo tiempo de meditar en un espacio creado para tal fin. Las banderas flamearon hasta altas horas de la noche, con una en particular que llamó nuestra atención: “Programa Ser Humano”... ¿podríamos agregarlo a las curriculas de educación formal, no? Habría mucho para intercambiar y discutir.
Volvimos esperanzados. Si desde Punta de Vacas, un 15 de noviembre de 2008, pudo lanzarse esta iniciativa y concretarse. ¡Cuánto más podríamos hacer todas las organizaciones y hombres y mujeres comprometidos con nuestra realidad! ¡Qué hermoso mundo nos queda por construir! Nosotros regresamos alrededor de las 2 de la mañana del domingo, convencidos de que un mundo amante de la cultura de la no violencia y sin guerras es posible. Y, como alguna vez escribió un huarpe que supo vivir en Guaymallén y que se llamó Armando Tejada Gomez, nosotros nos despedimos diciendo con él:

“Todas las voces todas,
todas las manos todas,
toda la sangre puede ser canción en el viento;
canta conmigo canta,
hermano americano,
libera tu esperanza
con un grito en la voz.”

Marcelo Fernandez Farías

[1] http://elalmacenandante.blogspot.com/2010/01/la-mina-que-quiere-traicionarnos.html
[2] http://www.marchamundial.org.ar/comunicado.php

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