En estas semanas se ha abierto una discusión en torno a las reservas de la Argentina y su utilización. Atentos a los debates, dos sectores se fueron configurando como los actores de esta situación. Por un lado, el gobierno kirchnerista envió un DNU (decreto de necesidad y urgencia) para crear un “Fondo del Bicentenario” con el objetivo de pagar parte de la deuda externa; por el otro, buena parte de la oposición puso en cuestión tanto la metodología como el destino de estos fondos, apelando a la lógica del ajuste estructural que implicaría el achique del presupuesto destinado a “gastos sociales” y –a partir de ahí- cumplir con las exigencias de los organismos internacionales de crédito. A propósito, ¿Se acuerdan de los famosos ajustes de Menem y De la Rua?
Sin embargo, y temerosos de caer en un juego filo derechista, creemos que es válido plantear la legitimidad (ilegitimidad) de esta deuda. A continuación transcribimos algunos párrafos de una nota de una diputada de Proyecto Sur (uno de los pocos partidos que plantea la postura de la ilegitimidad de la deuda):
“La deuda externa fue contraída en forma escandalosa bajo la dictadura militar, al amparo de la impunidad sustentada en el terrorismo de Estado: cubierta de sangre y lodo, entre 1978 y fines de 1980 creció desde unos 7.800 millones de dólares a 45.000 millones, de los cuales 23.000 millones era deuda del sector privado, estatizada por el inefable Domingo Cavallo. Un hombre del establishment con la ductilidad requerida para ser funcionario de la dictadura, del gobierno menemista del PJ y del de la Alianza de la UCR con el Frepaso: los dos últimos, expresiones del bipartidismo que ahora se pretende consolidar con la Ley de Reforma Política. A pesar del concepto de “deuda odiosa” -definido por el presidente norteamericano William Taft con referencia a los préstamos otorgados a tiranías que deben considerarse ilegítimos y aplicado en 2003 a la deuda de Saddam Hussein en Irak- desde 1985 la deuda externa sería utilizada como el instrumento clave para imponer las políticas de ajuste del FMI y el Banco Mundial. Iniciadas con el Plan Austral de Alfonsín, durante los noventa las políticas de ajuste y despojo llegaron al paroxismo: en 1991 la deuda era de 60.000 millones de dólares y como forma de pago se enajenó el 90% del patrimonio estatal, junto a la caída de los salarios, el empleo y las jubilaciones, a la flexibilización laboral y a la restricción de los fondos destinados a políticas sociales, alimentando inéditos niveles de pobreza, indigencia, desocupación y sufrimiento: sin embargo, al finalizar la década se había incrementado a unos 120.000 millones. En julio del 2000 ingresaba al Parlamento el fallo del juez Jorge Ballestero quien, en base a las denuncias de Alejandro Olmos y después de dieciocho años de investigarla con peritos y expertos, establecía el carácter ilícito y fraudulento de la deuda. Salvo dignas excepciones, los legisladores guardaron un riguroso silencio que aún perdura. En esos meses, el “blindaje” de Machinea y el “megacanje” de Cavallo la incrementaron en 55.000 millones de dólares más, hasta que llegó el corralito. Aunque habían recibido de ellas ganancias gigantescas, los bancos extranjeros desconocieron las obligaciones de sus filiales y, al tiempo que se confiscaban las cuentas de pequeños y medianos ahorristas, salían hacia Ezeiza camiones cargados con 27.000 millones de dólares a fin de resguardar los depósitos de los grandes clientes: los “buitres” no son sólo los fondos designados con ese nombre; también son buitres, entre otros, el Deutsche Bank, el Citibank, el Bank of Boston, el Banco Francés, la Banca Morgan , el Banco Galicia, Shell, Esso o Aluar, beneficiados además con la estatización de su deuda privada en 1981.”
Alcira Argumedo 1
Ante esto y ante el bombardeo mediático, nos preguntamos:
¿Por qué ahora discutimos de "reservas" todo el tiempo y de refilón hablamos de la Deuda Externa? ¿Sabemos cómo se contrajo?
¿Será que en la agenda de los medios no conviene que se plantee este debate?
¿Por qué no discutimos todos los días la legitimidad de la Deuda en lugar de discutir sobre Decretos de Necesidad y Urgencia? ¿Será que unos están en las tapas de los diarios y la otra no....?
¿Por qué mandamos y/o recibimos mails cadena todo el tiempo sobre el enriquecimiento de los K y nunca nada sobre estatización de la Deuda, enriquecimiento de Macri, etc.? ¿Por qué durante el gobierno menemista no se realizaban tantas denuncias por enriquecimiento ilícito y hoy sí?
¿Será porque así nos lo dicen los titulares de los noticieros...?
Te proponemos un ejercicio:
contá cuántas veces al año fue tapa de algún diario un cuestionamiento a la Deuda externa, y cuántas veces una crítica a los K…
te podes sorprender de cómo coinciden la mayoría de tus charlas cotidianas con la agenda de los medios...
otro desafío: ¿te animás a leer otros medios 2 ?, ¿te animás a preguntarle a todos tus conocidos qué saben de la deuda, sus responsables, etc.?
Verdaderamente sería de nuestro agrado poder debatir, a diario, acerca de las políticas del oficialismo. Desearíamos hacer este ejercicio con profundidad, analizando lo que hacen y lo que no, pero desde un plano estructural, tanto político como económico, y no poniendo el eje en las carteras, los cerdos afrodisíacos y demás tonterías que cotidianamente nos muestran los medios para desprestigiar al actual gobierno. Porque lo único que genera esto es enojo y más enojo (al punto de casi explotar de bronca), dejándonos sin la chance de pensar, aunque sea un poquito, y así darnos cuenta de que los mismos medios y la mayor parte de la oposición (la que denominaríamos conservadora) son peores que los Kirchner.
Sin embargo, y temerosos de caer en un juego filo derechista, creemos que es válido plantear la legitimidad (ilegitimidad) de esta deuda. A continuación transcribimos algunos párrafos de una nota de una diputada de Proyecto Sur (uno de los pocos partidos que plantea la postura de la ilegitimidad de la deuda):
“La deuda externa fue contraída en forma escandalosa bajo la dictadura militar, al amparo de la impunidad sustentada en el terrorismo de Estado: cubierta de sangre y lodo, entre 1978 y fines de 1980 creció desde unos 7.800 millones de dólares a 45.000 millones, de los cuales 23.000 millones era deuda del sector privado, estatizada por el inefable Domingo Cavallo. Un hombre del establishment con la ductilidad requerida para ser funcionario de la dictadura, del gobierno menemista del PJ y del de la Alianza de la UCR con el Frepaso: los dos últimos, expresiones del bipartidismo que ahora se pretende consolidar con la Ley de Reforma Política. A pesar del concepto de “deuda odiosa” -definido por el presidente norteamericano William Taft con referencia a los préstamos otorgados a tiranías que deben considerarse ilegítimos y aplicado en 2003 a la deuda de Saddam Hussein en Irak- desde 1985 la deuda externa sería utilizada como el instrumento clave para imponer las políticas de ajuste del FMI y el Banco Mundial. Iniciadas con el Plan Austral de Alfonsín, durante los noventa las políticas de ajuste y despojo llegaron al paroxismo: en 1991 la deuda era de 60.000 millones de dólares y como forma de pago se enajenó el 90% del patrimonio estatal, junto a la caída de los salarios, el empleo y las jubilaciones, a la flexibilización laboral y a la restricción de los fondos destinados a políticas sociales, alimentando inéditos niveles de pobreza, indigencia, desocupación y sufrimiento: sin embargo, al finalizar la década se había incrementado a unos 120.000 millones. En julio del 2000 ingresaba al Parlamento el fallo del juez Jorge Ballestero quien, en base a las denuncias de Alejandro Olmos y después de dieciocho años de investigarla con peritos y expertos, establecía el carácter ilícito y fraudulento de la deuda. Salvo dignas excepciones, los legisladores guardaron un riguroso silencio que aún perdura. En esos meses, el “blindaje” de Machinea y el “megacanje” de Cavallo la incrementaron en 55.000 millones de dólares más, hasta que llegó el corralito. Aunque habían recibido de ellas ganancias gigantescas, los bancos extranjeros desconocieron las obligaciones de sus filiales y, al tiempo que se confiscaban las cuentas de pequeños y medianos ahorristas, salían hacia Ezeiza camiones cargados con 27.000 millones de dólares a fin de resguardar los depósitos de los grandes clientes: los “buitres” no son sólo los fondos designados con ese nombre; también son buitres, entre otros, el Deutsche Bank, el Citibank, el Bank of Boston, el Banco Francés, la Banca Morgan , el Banco Galicia, Shell, Esso o Aluar, beneficiados además con la estatización de su deuda privada en 1981.”
Alcira Argumedo 1
Ante esto y ante el bombardeo mediático, nos preguntamos:
¿Por qué ahora discutimos de "reservas" todo el tiempo y de refilón hablamos de la Deuda Externa? ¿Sabemos cómo se contrajo?
¿Será que en la agenda de los medios no conviene que se plantee este debate?
¿Por qué no discutimos todos los días la legitimidad de la Deuda en lugar de discutir sobre Decretos de Necesidad y Urgencia? ¿Será que unos están en las tapas de los diarios y la otra no....?
¿Por qué mandamos y/o recibimos mails cadena todo el tiempo sobre el enriquecimiento de los K y nunca nada sobre estatización de la Deuda, enriquecimiento de Macri, etc.? ¿Por qué durante el gobierno menemista no se realizaban tantas denuncias por enriquecimiento ilícito y hoy sí?
¿Será porque así nos lo dicen los titulares de los noticieros...?
Te proponemos un ejercicio:
contá cuántas veces al año fue tapa de algún diario un cuestionamiento a la Deuda externa, y cuántas veces una crítica a los K…
te podes sorprender de cómo coinciden la mayoría de tus charlas cotidianas con la agenda de los medios...
otro desafío: ¿te animás a leer otros medios 2 ?, ¿te animás a preguntarle a todos tus conocidos qué saben de la deuda, sus responsables, etc.?
Verdaderamente sería de nuestro agrado poder debatir, a diario, acerca de las políticas del oficialismo. Desearíamos hacer este ejercicio con profundidad, analizando lo que hacen y lo que no, pero desde un plano estructural, tanto político como económico, y no poniendo el eje en las carteras, los cerdos afrodisíacos y demás tonterías que cotidianamente nos muestran los medios para desprestigiar al actual gobierno. Porque lo único que genera esto es enojo y más enojo (al punto de casi explotar de bronca), dejándonos sin la chance de pensar, aunque sea un poquito, y así darnos cuenta de que los mismos medios y la mayor parte de la oposición (la que denominaríamos conservadora) son peores que los Kirchner.
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