lunes, 21 de diciembre de 2009
Algunas reflexiones sobre filosofía y liberación
Me puse a leer la nota sobre “Filosofía de la Liberación” basada en el pensamiento de Leopoldo Zea1 . Tomaré algunos de los temas que en la nota aparecen y trataré de plasmar algunas reflexiones sobre filosofía y liberación, con el propósito de compartir una serie de nociones que se nos acercan y se nos alejan.
Era Rubén Dri, quien nos explicaba que la filosofía era un ejercicio común y cotidiano, realizado por la gran mayoría de los seres humanos cuando se preguntan por su vida, su trabajo, su ser, sus inclinaciones, sus deseos, etc. Yo diría que la pregunta sobre quién soy es la que da comienzo a toda filosofía. Luego, la liberación es una forma necesaria de sujeción. Por eso, lejos de ser una especie de “desvinculación” (ser suelto), es una sujeción profunda al concepto de Unidad. En palabras de Zea: “necesitamos unirnos porque somos dependientes”. La Conciencia de la mutua dependencia de los seres humanos entre sí y en relación al resto de la naturaleza (cosmos incluido) hace posible una idea utópica de liberación. Utópica, en nuestro caso, entendida de manera positiva. La liberación del ser humano consistiría entonces en su Conciencia de dependencia, su capacidad para darse cuenta de su profunda vinculación con la Tierra, la Luna, el Sol, el resto de los animales, los vegetales y así siguiendo. Esa liberación es una liberación deseable (lo otro es, muchas veces, la “libertad de mercado” escondida de diversas formas y en distintos lugares).
El pensamiento filosófico representa en sí mismo una práctica. La base sobre lo cual se puede edificar la liberación es una base filosófica en tanto que acordamos sobre una serie de aspectos que luego queremos desarrollar. Por ejemplo: una Latinoamérica unida. Esto resulta ser, en primera instancia, una base filosófica (un deseo, una utopía, etc.). Pero, sobre esta coincidencia se edifica “lo otro” que quiere construirse. A partir de eso, y observando nuestra coyuntura, nos preocupa el gobierno de facto de Honduras y bregamos por la restitución del presidente legítimo Manuel Zelaya. Por otro lado, pero en el mismo sentido, si creemos que el derecho a trabajar es un derecho de primera categoría que debe ser defendido con la mayor cantidad de herramientas posibles, nos encontraremos en la “trinchera” de los obreros y obreras que quieren mantener su fuente de trabajo2. En nuestro caso, a la primera base “una Latinoamérica unida” podemos sumarle “defensa del derecho a trabajar por sobre otros derechos” (puntualmente, el derecho a la propiedad privada).
Luego, en la eterna disputa entre “teorías” y “prácticas”; ¡cuánta argamasa nos falta para poder construir los puentes! Por eso es tan difícil el respeto entre las diversas actividades, los diversos desarrollos y conocimientos. ¡Cuánta filosofía será necesaria para sentar las bases de esta liberación! ¡Cuánto acuerdo aún en suspenso! Porque debemos decirnos de una forma hasta convencernos de que esta forma es posible. Como decía don Armando Tejada Gómez: “hay que soñar la vida para que sea cierta”. Después, hay que nombrarlo de la forma en que se la sueña. (Lo sabemos: aquí la lengua funciona como facilitadora y traba al mismo tiempo, en el mismo movimiento). Lo cierto es que resulta mejor nombrar el amor tantas veces como sea necesario, hasta que ese amor nos haga posible a nosotros como seres liberados. ¿Liberados de qué?, ¿Liberados de quién? Arriesgo: liberados de la suposición de “independencia”, liberados del “yo-solo”, liberados de vernos tentados por la-otra-libertad (libertad de mercado); en definitiva, liberados de nosotros mismos como herramientas del funcionamiento del sistema opresor.
La repetición es una obligación de las clases subalternas
“Siendo respetuosos de nosotros, debemos luchar por lo que es común a nosotros” –dice Zea, y aquí debería reaparecer toda una extensa lista de necesidades a ser tenidas en cuenta, una vez más, otra vez más: comida, vivienda, trabajo bien remunerado, tiempo de ocio, entretenimientos, reconocimiento, y un largo etcétera multicultural. Ser respetuoso sería considerar las diversas necesidades que, en tanto no afecten a la Comunidad, cada pueblo tiene derecho a desarrollar.
En relación a la “repetición”, un elemento que es subestimado y aún resulta menospreciado por la tentación hacia “lo nuevo” (el aporte nuevo), es la disímil relación de fuerzas existente entre diversas ideas. Para llevarlo a un ejemplo que ponga de manifiesto la necesidad de repetición desde las clases subalternas de las diversas necesidades y problemáticas (insistimos, aunque sean las mismas que teníamos en el S. XV), preguntamos: ¿cuál es la llegada y los mecanismos que propulsaron las ideas de Fukuyama y su “fin de la historia” y cuál es el destino de este breve ensayo? Aún, ¿cuál sería la capacidad de difusión de un libro de un estudiante de una facultad cualquiera de la provincia de Mendoza en comparación con la obra del citado intelectual miembro del Departamento de Estado de los Estados Unidos? Creo que, las obvias respuestas a estas preguntas justifican la necesidad de “repetición” en la búsqueda de construir una verdadera y potente masa crítica.
No sabremos cuántas veces ni las formas en que se irá repitiendo la dupla opresor-oprimido, pero la posibilidad de sufrir estos “papeles” irá aclarando nuestras conciencias. Paso a paso, veremos que cada movimiento hacia la opresión es un movimiento hacia ser oprimido. El totalitarismo se irá desgastando con el transcurrir del tiempo. El Imperio –me permito la repetición- caerá, como ciclo muchas veces mostrado por la historia y sus imperios. Y en ese camino Latinoamérica deberá prepararse para profundizar su condición hermana. Cada uno de nosotros está obligado con el otro, en eso de sentar las bases filosóficas para una verdadera argamasa que nos lleve a una vida de paz, amor y confraternidad.
Marcelo Gustavo Fernandez Farias
Doctor en Consumo de Alfajores de Maicena
1 -Revista “La Vena”. Año 3, nº 23, marzo-abril de 2005.
2 -Por ejemplo, en el caso de Kraft-Terrabusi y el conflicto con sus trabajadores y trabajadoras
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