Al árbol que se esconde del serrucho,
los pobres que del sol conocen mucho,
leña mantiene el fuego de sus almas,
en la avaricia atroz del que les manda,
a mudarse al infierno de las zapas.
los pobres que del sol conocen mucho,
leña mantiene el fuego de sus almas,
en la avaricia atroz del que les manda,
a mudarse al infierno de las zapas.
Alegre canto primal, sapucai mañanero,
que dura jornal y medio y medio más,
ayuda a los cantores de los surcos,
que de espaldas recuerdan la preñada
que sus manos mojadas de cansancio
le dan… a la vida de los campos.
Allá lejos, acá cerca,
Yucatán carcelario y esclavista,
de castigos cargados de ambiciones,
el canto de los nobles ruiseñores,
nos traen las penas realidades:
“que de hojas de henequén también se puede;
fabricar barrotes abismales”.
Nada duda el obrero golondrina.
Campesino del mundo global e izado,
del cogote feroz que cuando puede
grita rotundo y cierto sus verdades:
“¡Tierra, pan y trabajo… libertades!”
-nos salvarán un buen día
del dinero que genera tempestades-
El Payaso Barrikada
del dinero que genera tempestades-
El Payaso Barrikada
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